
“Me dedico a la hospitalidad porque es lo que me enseñaron desde pequeño.”
Mi pasión por los restaurantes surgió en la infancia. Cuando salíamos a comer fuera, me fascinaba el ir y venir de los camareros por la sala, y sentía una inmensa curiosidad por lo que ocurría tras la puerta de la cocina.
Pero sin duda, lo que más me marcó de pequeño fue la manera en que se recibía a las personas en mi casa.
Los gallegos tenemos una virtud llamada hospitalidad: que es una dedicación absoluta por que nuestros invitados se sientan plenamente satisfechos.
Mis padres, al organizar una reunión, preparaban una lista de los invitados con sus bebidas y platos favoritos, para asegurarse de tenerlos en casa.
Se transformaban en auténticos anfitriones: preparaban el salón para la ocasión y elaboraban en la cocina un catering digno de un chef profesional.
Al llegar los invitados, los recibían con entusiasmo y, tras insistir en que probaran todo, preguntaban a cada uno qué deseaba beber.
Un día, un invitado preguntó por una bebida que no teníamos y mi padre, sin dudarlo, le aseguró que había, bajó al garaje, se subió al coche y fue a comprarla.
Aunque tardó más de 20 minutos, regresó con la bebida favorita de esa persona. Esta historia permanece en mi memoria como máximo significado de hospitalidad.

Mis padres nunca han sabido decir que no a un invitado, y eso me enseñó que jamás se le dice que no a un cliente.
Al comenzar mi carrera en los restaurantes, practicar esta forma de hospitalidad fue la clave de mi crecimiento.
Para mis padres, toda persona que venía a casa, conocida o desconocida, era VIP.
Jamás han sabido decir que no a un invitado en su casa, y eso me enseñó que jamás se le dice que no a un cliente.
Cuando empecé a trabajar en restaurantes, practicar la hospitalidad de manera profesional terminó por convertirse en mi obsesión, logrando engancharme profundamente al sector.

Por eso, ayudo a los restaurantes a descubrir la hospitalidad y a entenderla como ventaja competitiva.
«Elegí seguir el camino de la pasión»
Cuando eres joven, debes elegir en que formarte, y ante las dudas, te dejas aconsejar y lo que más escuchas es: “estudia algo que tenga salidas”, lo que me llevó a estudiar ingeniería.
Esto me brindó excelentes conocimientos científicos, pero a la vez, sentía que no era algo que me emocionase, mientras que mi interés por los restaurantes seguía creciendo.
Fue cuando decidí apostar por mi curiosidad y estudiar gestión de empresas de hostelería, que culminé con un máster en dirección y consultoría hotelera.
Durante los estudios, pase por diversos puestos de responsabilidad, y al finalizarlos comencé como director de hotel, lo que me permitió conocer el funcionamiento de las grandes cadenas.
Era un momento en que la digitalización era clave, pero hacer cambios requiere de una mentalidad abierta y cuando presentaba propuestas innovadoras en ese mundo tan corporativo, causaba rechazo.

“La pandemia me obligó a reinventarme para sobrevivir”
Mientras trabajaba como director de hotel para un exitosa cadena en Barcelona, salía cada día a comer a diferentes restaurantes de la zona y veía los retos a los que se enfrentaban sus líderes.
Siendo desafíos que ya había superado, y conociendo las soluciones, sentía la necesidad de ayudarles, y fue así como comencé a compartir mis conocimientos y aprendizajes con ellos.
Muy pronto me di cuenta de que con mis consejos, transformaba las organizaciones y mejoraba las cuentas de resultados, y sentía la convicción de que ese debía ser mi camino.
A los pocos meses llegó la pandemia y todos los hoteles se vieron obligados a cerrar, por lo que perdí mi empleo.
Fue un momento muy complicado, en el cual ayudar a los restaurantes cobró aún más sentido, por lo que decidí reinventarme y dedicarme plenamente a guiar a otros líderes en su apuesta por construir su restaurante ideal.
Convierto tu idea de restaurante en una realidad